Poema al chucho de Rafael Alberti

A Niebla, Mi Perro es un texto de fuerte carga emotiva que combina ternura personal y denuncia implícita de la guerra. A través de la figura del perro, el poeta rescata la lealtad, la inocencia y la capacidad de hallar gozo en lo mínimo, incluso cuando todo parece perdido. Es un ejemplo de cómo la poesía puede mezclar lo doméstico y lo histórico para producir un mensaje de resistencia y humanidad.

El vínculo afectivo entre el hablante y su perro como símbolo de fidelidad, inocencia y esperanza en un contexto de guerra y pérdidas personales.

El poema funciona como una oda íntima en medio del desastre, donde el perro es símbolo de pureza y resistencia emocional.

  • La guerra se muestra no solo como conflicto bélico, sino como quiebre de la confianza humana.
  • Frente a ello, el vínculo con un animal fiel es un último refugio afectivo.
  • La fe no se presenta como dogma religioso, sino como alegría que sobrevive a la destrucción.

A Niebla, Mi Perro

«Niebla», tú no comprendes: lo cantan tus orejas,
el tabaco inocente, tonto, de tu mirada,
los largos resplandores que por el monte dejas,
al saltar, rayo tierno de brizna despeinada.

Mira esos perros turbios, huérfanos, reservados,
que de improviso surgen de las rotas neblinas,
arrastrar en sus tímidos pasos desorientados
todo el terror reciente de su casa en ruinas.

A pesar de esos coches fugaces, sin cortejo,
que transportan la muerte en un cajón desnudo;
de ese niño que observa lo mismo que un festejo
la batalla en el aire, que asesinarle pudo;

a pesar del mejor compañero perdido,
de mi más que tristísima familia que no entiende
lo que yo más quisiera que hubiera comprendido,
y a pesar del amigo que deserta y nos vende;

«Niebla», mi camarada,
aunque tú no lo sabes, nos queda todavía,
en medio de esta heroica pena bombardeada,
la fe, que es alegría, alegría, alegría.

(Capital de la Gloria,1938)

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